Hay cargas demasiado pesadas para una chica de diecisiete años. Hay situaciones que ninguna adolescente debería vivir.
Hasta hace poco, Lucille era una chica como tú, con un luminoso futuro por delante. Ahora, de la noche a la mañana, el futuro se ha desmoronado: su padre está internado en un hospital mental, su madre lleva semanas sin dar señales de vida y Lucille, de repente, se encuentra haciéndose cargo no solo de sí misma sino también de la casa y de su hermana pequeña.
¿Cómo seguir adelante cuando tus padres te han dejado sola y las facturas se acumulan?
¿Cómo reconstruir un mundo que se desploma?
¿Cómo enamorarse cuando estás al borde del precipicio?
¿Es posible ser feliz en el peor de los tiempos?
Opinión personal:
Es una novela juvenil de superación y de valorar lo que se tiene. Porque cuando uno tiene problemas, la vida se convierte en una cuesta arriba, hay que aprender a mirarlo todo con otros ojos. Si solo nos fijamos en lo que «no funciona», no podremos ver lo bueno que nos rodea. Porque siempre hay algo bueno que nos rodea, ya sea la pareja, la familia, los amigos, la salud…
Desde pequeños tenemos la sensación de que todo el mundo es feliz, menos tu mismo cuando no lo estás. Y eso no es así, todos tenemos problemas, por minúsculos que sean, y debemos aprender a convivir con ellos o a superarlos. No hay que esconderlos, ni desaparecen ni disminuyen por no hablar de ellos, a veces ocurre el efecto contrario.
Siendo sincera, esperaba un poco más de autoayuda, quizá por el título… Pero me ha parecido una novela entretenida, con toques dramáticos y románticos. Y que te da que pensar.